martes, abril 04, 2006

ENTREVISTA ANTONIO PAREIRA


«Siempre me han gustado las alas, pero sin renunciar a las raíces»
Entrevista Antonio Pereira diario de leon Verónica Viñas león
El escritor leonés publica los libros de relatos «Oficio de volar» y «Clara, Elisa, la teta de Doña Celina, mujeres» y una antología poética, bajo el título «Meteoros. Poesía (1962-2006)»
Sus títulos son pura poesía. Música. Acaba de publicar tres libros: dos de relatos y una antología poética. En Clara, Elisa, la teta de Doña Celina, mujeres reúne algunos antiguos cuentos. También Oficio de volar rescata y actualiza relatos breves. Meteoros es una antología poética que compendia más de cuatro décadas de creación poética de ese dandy llamado Antonio Pereira. Es bien parecido, irónico y sentimental. Un hombre que le echa mucho cuento a la vida y ha conseguido convertirse en uno de los mejores narradores.
-Tres libros nuevos, ¿tanto escribe?
-Sí, es verdad. Tres libros nuevos desde el punto de vista editorial. Aunque en algunos se trata de recopilaciones, también tienen creación, porque han sido corregidos en todos los casos y eso a un lector que siga mi trabajo le puede interesar. -¿Sigue siendo un corrector impenitente? -Sí. En ese aspecto sigo lo que decía Borges: «El hablar de obra definitiva es un exceso de fe o de soberbia». Siempre es posible y loable mejorar la obra.
-¿En León hay mucho cuento?
-Ciertamente, la palabra cuento tiene su gracia. En el diccionario de la Real Academia aparece cuentista como una de las primeras acepciones: individuo amigo de llevar y traer chismes y recados. En otra, escritor de cuentos. Yo, que soy un escritor de cuentos, no puedo decir que en León haya mucho cuento, aunque no deja de haberlo. -De leonés a leonés, ¿qué le diría a Zapatero? -Se ha metido en aventuras muy peligrosas. Ojalá le salgan bien las cuentas, lo deseo por nuestro paisano y amigo y por todos nosotros, los españoles de una España entera «Geografía íntegra», que cantaba Crémer hace sesenta años. -Hablando de Crémer, hay un movimiento, de personas individuales y colectivos, para que le concedan el Cervantes. -Su concesión sería una alegría para muchos y yo soy uno de esos muchos.
-¿Cree que esta tregua de ETA es la definitiva?
-Según lo que se entienda por tregua. Yo creo que lo que necesitamos con carácter definitivo no es precisamente una tregua, sino un redondo y bien marcado punto final. -¿Lo de Marbella es una novela picaresca o de terror? -Es una novela que ojalá sirva para hacer justicia y que, de paso, sirve para que la opinión pública se distraiga y se olvide de asuntos todavía más graves.
-¿Cuál es su hora buena para escribir?
-De ponerme en posición de alerta con la pluma en la mano, la primera hora del día. Sencillamente, cuando amanece. -A estas alturas de la vida, ¿qué se recrimina? -Muchas cosas que ya no puedo remediar. Pero procuro pensar más en el futuro que en el pasado. -¿Domina Internet? -No. No sé ni enchufar el aparato. Mis cartas las escribo a mano, para que el destinatario las reciba de manos del cartero (o cartera), que es lo que a mí me gustaba cuando me carteaba con mis amores y amoríos.
-¿Los libros también los escribe a mano?
-Exactamente la misma mano; y alguien, si no hay más remedio, pasa los textos al ordenador o incluso los envío manuscritos al editor y allá se las compongan.
-¿Y no hay erratas?
-Todo lo contrario. Soy un corrector minucioso. ¡Y fastidio para las imprentas!
-¿Prefiere releer a los clásicos o está al día de lo que se publica?
-Lo primero que usted ha dicho, guapa señora mía [insiste en que escriba esto textual].
-En su «Oficio de volar» escribe: «Enloquecí por una de Cacabelos, me atraía lo lejano y, sobre todo, lo diferente...». ¿Es usted un esnob? -Esa preferencia que confieso no pertenece al esnobismo, sino a la condición humana. Además eso de Cacabelos lo dice un rapaz de Villafranca, que está a ocho kilómetros, de manera que es una ironía y eso me gusta mucho como recurso literario.
-Al fin una antología poética... ­-Como escritor de cuentos se ha dado en decir que en mi obra tenía tales y cuales valores y este éxito (y perdone si suena a inmodestia) solapó en parte mi condición de poeta. Por esto, tenía gana de reverdecer mi condición de poeta, aunque, tanto si escribo en verso como si lo hago en prosa, escribo siempre con voluntad esencial de poesía. -Algún gran escritor de relato corto lo es también de poesía,­ ¿quizá por la economía verbal de ambos géneros? -Son parientes cercanísimos el poema y el cuento. Y lo que los acerca es precisamente eso que dice: economía verbal, potenciación del lenguaje, poder de sugerencia de la palabra, llamada a la complicidad del lector...
-¿Cómo elige un título tan espléndido como «Meteoros» para su antología poética? -La poesía que se ampara en ese título, al pertenecer a un período de tiempo tan extenso, es variada. Por cierto, que la consideración de poesía completa es relativa. Ciertamente, quien tenga ese libro tiene mi perfil poético de toda una vida, aunque, por razones de espacio, algunos poemas bien queridos por mí han quedado fuera en esta ocasión.
-¿De dónde el título? -En uno de los poemarios que se incluyen en este volumen hay un poema que empieza diciendo: «El pudor era un meteoro...». A mi paisano Mestre le gusta mucho ese poema, me lo ha dicho muchas veces, se me quedó grabado y, de repente, afloró al decidirse esta edición. -Qué bello «Oficio de volar» para describir al escritor... -Es verdad. Teniendo en cuenta que siempre me han gustado las alas, pero sin renunciar a las raíces.

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