El villafranquino Antonio Pereira presenta su antología poética 'Meteoros. 1962-2006'
Tres bercianos toman esta tarde (a las 20 horas) el Aula Cultural de El Corte Inglés de León (en la sexta planta). Son ellos dos poetas de Villafranca y un cantante de Dehesas: Antonio Pereira, Juan Carlos Mestre y Amancio Prada. El motivo del 'desembarco' bien merece la pena, presentar la antología de poesía del primero de ellos, que ha visto la luz hace unas cuantas semanas en 'Calambur' con el título de 'Meteoros. 1962-2006'. Más de 40 años de poesía del villafranquino, concretamente 44, desde aquellos primeros versos de su libro 'El regreso' hasta nuestros días. «Me gusta reivindicar mi condición de poeta, tal vez oscurecida en los últimos años por algunos reconocimientos y palabras amables en el campo del cuento. Y me gusta reivindicarla porque la poesía está en la base de casi todo lo que he escrito después. Si no hubiera sido poeta antes tal vez no hubiera sido lo demás que vino después o lo hubiera sido de otra manera pues la poesía fue la que me alimentó y está muy presente en mi narrativa
Explica el villafranquino que esta vinculación a la poesía no quiere decir que lo que hace en narrativa sea lo que se ha dado en llamar «prosa poética, que nunca me gustó. Lo que sí me ha hecho la poesía es disciplinarme, me ha preparado para le economía verbal, para el valor y el poder de sugerencia de la palabra, para el no decir todo sino que colocar un poco de velo por encima de lo que sí se dice».
La poesía está en el origen y está en sus primeros pasos en el mundo de la literatura. «Empecé escribiendo versos, claro, aquellos primeros versos amorosos al gran mito de jovenzano enamoradizo en Villafranca, a las forasteras, sobre todo a las veraneantas».
La antología que hoy presenta recoge versos aparecidos en 'El regreso', su primer libro, y también en uno que Pereira tenía mucho interés en recuperar, 'Del monte y los caminos'. «Era una especie de deuda que tenía con todas aquellas gentes humildes del circundo de Villafranca, aquella gente sufrida de muy malos caminos que bajaban a comprar las hoces y las navajas de las vendimias en la ferretería de mi padre».
Cuando el autor de 'Picassos en el desván' habla de la ferretería de su padre siempre añade: «Yo allí aprendí mucho». Siempre reconoce su deuda con aquellos paisanos que pasaban a comprar y contar. «Escuchar allí lo que se decía fue para mí una magnífica escuela. Allí se oían vidas, se contaban historias, quedaban flecos de alguien que contaba algo y yo, que era muy imaginativo, muy soñado, lo completaba. Aquellos fueron mis primeros cuentos». Una vinculación que explica en uno de los primeros versos de su libro: «Soy de una tierra fría, pero hermosa. / Aquí la nieve, la esperanza helada / de que se alumbre cada madrugada / el destino difícil de la rosa».
El libro que hoy presenta tiene dos partes bien diferenciadas pero complementarias. De un lado está su antología poética y de otro desvela las claves de la misma y de toda su literatura bajo el título de 'El poeta hace memoria'. Recuerda en sus comienzos una larga conversación invernal con Leopoldo Panero. «Retuve su idea de que si Dios está de dar, el poema nace en cualquier sitio y en cualquier lugar». Después entró en contacto con Espadaña, «grupo al que llegué tarde. Sólo tres poemas amorosos señalan mi paso junto a aquella breve y esforzada hueste». Después de estos dos 'primeros pasos' explica su vocación de pescar por libre. «Mis coetáneos entraron en una generación, que es la manera de salir siempre en la foto. Pero yo me había descuidado de tal protocolo y es difícil encontrar mis gafas de concha y mis chaquetas cruzadas en fotografías de grupo. Me avine, según sin ningún retorcimiento, a hacer el camino a mi aire, procurando, esto sí, que mi obra no fuera sino a buenas manos editoras. 'El regreso', la primera de ellas, ya salió en Adonais en 1964».
Tres bercianos toman esta tarde (a las 20 horas) el Aula Cultural de El Corte Inglés de León (en la sexta planta). Son ellos dos poetas de Villafranca y un cantante de Dehesas: Antonio Pereira, Juan Carlos Mestre y Amancio Prada. El motivo del 'desembarco' bien merece la pena, presentar la antología de poesía del primero de ellos, que ha visto la luz hace unas cuantas semanas en 'Calambur' con el título de 'Meteoros. 1962-2006'. Más de 40 años de poesía del villafranquino, concretamente 44, desde aquellos primeros versos de su libro 'El regreso' hasta nuestros días. «Me gusta reivindicar mi condición de poeta, tal vez oscurecida en los últimos años por algunos reconocimientos y palabras amables en el campo del cuento. Y me gusta reivindicarla porque la poesía está en la base de casi todo lo que he escrito después. Si no hubiera sido poeta antes tal vez no hubiera sido lo demás que vino después o lo hubiera sido de otra manera pues la poesía fue la que me alimentó y está muy presente en mi narrativa
Explica el villafranquino que esta vinculación a la poesía no quiere decir que lo que hace en narrativa sea lo que se ha dado en llamar «prosa poética, que nunca me gustó. Lo que sí me ha hecho la poesía es disciplinarme, me ha preparado para le economía verbal, para el valor y el poder de sugerencia de la palabra, para el no decir todo sino que colocar un poco de velo por encima de lo que sí se dice».
La poesía está en el origen y está en sus primeros pasos en el mundo de la literatura. «Empecé escribiendo versos, claro, aquellos primeros versos amorosos al gran mito de jovenzano enamoradizo en Villafranca, a las forasteras, sobre todo a las veraneantas».
La antología que hoy presenta recoge versos aparecidos en 'El regreso', su primer libro, y también en uno que Pereira tenía mucho interés en recuperar, 'Del monte y los caminos'. «Era una especie de deuda que tenía con todas aquellas gentes humildes del circundo de Villafranca, aquella gente sufrida de muy malos caminos que bajaban a comprar las hoces y las navajas de las vendimias en la ferretería de mi padre».
Cuando el autor de 'Picassos en el desván' habla de la ferretería de su padre siempre añade: «Yo allí aprendí mucho». Siempre reconoce su deuda con aquellos paisanos que pasaban a comprar y contar. «Escuchar allí lo que se decía fue para mí una magnífica escuela. Allí se oían vidas, se contaban historias, quedaban flecos de alguien que contaba algo y yo, que era muy imaginativo, muy soñado, lo completaba. Aquellos fueron mis primeros cuentos». Una vinculación que explica en uno de los primeros versos de su libro: «Soy de una tierra fría, pero hermosa. / Aquí la nieve, la esperanza helada / de que se alumbre cada madrugada / el destino difícil de la rosa».
El libro que hoy presenta tiene dos partes bien diferenciadas pero complementarias. De un lado está su antología poética y de otro desvela las claves de la misma y de toda su literatura bajo el título de 'El poeta hace memoria'. Recuerda en sus comienzos una larga conversación invernal con Leopoldo Panero. «Retuve su idea de que si Dios está de dar, el poema nace en cualquier sitio y en cualquier lugar». Después entró en contacto con Espadaña, «grupo al que llegué tarde. Sólo tres poemas amorosos señalan mi paso junto a aquella breve y esforzada hueste». Después de estos dos 'primeros pasos' explica su vocación de pescar por libre. «Mis coetáneos entraron en una generación, que es la manera de salir siempre en la foto. Pero yo me había descuidado de tal protocolo y es difícil encontrar mis gafas de concha y mis chaquetas cruzadas en fotografías de grupo. Me avine, según sin ningún retorcimiento, a hacer el camino a mi aire, procurando, esto sí, que mi obra no fuera sino a buenas manos editoras. 'El regreso', la primera de ellas, ya salió en Adonais en 1964».
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