Antonio Pereira: «Sin la literaturame sentiría más viejo y menos feliz» «Buen poeta y aún mejor persona
Crémer y Gamoneda apoyaron un acto que, por la multitud de público, se convirtió en un homenaje
Mestre y Amancio Prada arroparon al escritor villafranquino para presentar su poemario «Meteoros>>
Verónica Viñas /león/DLLa noche invitaba a hacer confesiones. Arropado por el poeta Juan Carlos Mestre y el cantautor Amancio Prada, el veterano poeta villafranquino Antonio Pereira presentó anoche en El Corte Inglés su libro de poemas Meteoros. 1962-2006. Un poemario que, como dijo Mestre, permite recuperar a un escritor cuyos libros, hasta esta edición de Calambur, eran inencontrables. Mestre sacó su mejor vena poética para contar cómo aquel hijo del panadero de Villafranca descubrió a los 14 años, a través del libro El regreso, al gran poeta y mejor persona que es Pereira. Aquel adolescente averuguó con sorpresa que «aquel libro lo había escrito un poeta que era hijo de un venerable ferreterom que era amigo de mi padre y de mi abuelo». El joven Mestre confesó haber leído los 24 poemas del libro «como quien lee las rayas de la mano». «Nunca había visto a mi pueblo escrito en un libro. Un pueblo que sale en un libro es más grande que un país, sus vecinos ya nunca morirán ni sus casas perecerán bajo la lluvia... En ese libro estaban los míos, los nuestros, el pudor de los meteoros, las mujeres en las que se cumplen la verdad de todos los caminos...». Mestre afirmó, ante un público que contenía el aliento, que «Pereira ha sido y es un hermoso milagro». No se dejó en el tintero alusiones a grandes voces de la poesía contemporánea en lengua castellana, como los leoneses Victoriano Crémer o Antonio Gamoneda, quienes escucharon el fluir de las confesiones de Mestre desde las primeras filas de la abarrotada sala de El Corte Inglés, que tituló el acto como Tres bercianos en el aula . «La poesía de Pereira fue luz en épocas de oscuridad y ahora es luz en estos tiempos de pobreza espiritual», dijo Mestre. Recordó que la poesía del autor de Cuentos de la Cábila o País de los Losada habla en sus libros de una liturgia clandestina de la belleza. Según Mestre, «Pereira concibe la poesía como una conducta». Evocando a Erza Pound afirmó que «no se puede escribir un buen poema si no eres mejor que ese poema». En ese momento, el humilde Pereira replicó que, si pudiera, suspendería el acto, por la «generosa» presentación de Mestre. Una vez más le salió su conocida chispa: «Con lo que ha dicho el hijo del panadero, el hijo del ferretero se da por satisfecho». En clave poética recurrió a aquel verso en el que decía: «Mi corazón vive por encima de sus posibilidades..».
Un ramo de canciones
Amancio Prada ofreció al público lo que definió como un «ramo de canciones», todas ellas compuestas sobre poemas de Pereira. Y, cosas del «directo», tuvo un momentáneo lapsus en el último, que los espectadores interpretaron como un guiño. El autor de El Síndrome de Estocolmo cerró el acto citando a Walt Withman: «El que toca un libro, toca a un hombre». Reconoció que pese a ser una frase muy «sobada», en su caso, era cierta. «En este libro está lo que ha sido mi vida y lo que puedo esperar de ella». Hasta tal punto, aseguró, que «sin la literatura me sentiría todavía más viejo y menos feliz». Pereira leyó, para cerrar el acto, un poema que en su día dedicó a su gran amigo Crémer: «...No quiero en soledad la poesía». Ciertamente, anoche Pereira no estuvo solo. Aunque, como explicó Mestre: «Pereira cruzó solo, como todo gran poeta, la frontera de su herejía». El público que abarrotaba la sala acabó convirtiendo la presentación del libro en un cálido homenaje a Pereira. El siempre entrañable Antonio Pereira conquistó anoche a un público que demostró conocer muy bien tanto al gran poeta como a la gran persona. Decenas de espectadores hicieron cola para «arrebar» al escritor villafranquino una de sus ingeniosas dedicatorias. Porque, como dijo Juan Carlos Mestre, hasta ahora la obra poética de Pereira era «inencontrable». En Meteoros el veterano escritor ha reunido al fin cuatro décadas de poesía. Cuatro décadas en las que está -como confesó- toda su vida y lo que puede esperar de ella. Pereira nunca defrauda, ni como escritor ni como amigo...