miércoles, febrero 15, 2006



CULTURA

El fotógrafo villafranquino Robés ultima su nuevo proyecto en blanco y negro sobre la capital de Cuba

LILIANA DEL VALLE (elmundo-lacronica.com)VILLAFRANCA.
— 'Un billete de ida a La Habana', el lugar que el objetivo de Robés define como la ciudad de los vicios privados y la virtudes públicas en una guerra del tiempo contra el tiempo, que convierte la historia de La Habana en una derrota de lo privado ante lo público, lo individual frente a lo social, el recato ante el exhibicionismo y al final, cómo no, las arquitecturas de los cuerpos.
El fotógrafo villafranquino ha elegido la emblemática ciudad cubana de La Habana para finalizar su etapa del blanco y negro con la realización de un nuevo reportaje.
Un trabajo que ha sido patrocinado por Iberia y Sol Meliá que pronto verá la luz y nos mostrará una ciudad diferente. «Con este trabajo he procurado que el acto de bailar, ver la televisión, hacer el amor, la soledad, jugar al dominó, tender la ropa… pasen a ser actos compartidos y puestos en escena en una ciudad donde el espionaje, el chisme o la política se confunden con la promiscuidad, donde los cuerpos han llegado a compartirse más que los panes y los peces», dice Robés.
Pocos fotógrafos se han podido resistir a retratar La Habana y para Robés, se trataba de una asignatura pendiente que decidió saldar en la primavera del 2004, sin tiempo o con todo el tiempo del mundo, lo cierto es que tuvieron que transcurrir al menos diez días hasta que su Leica se disparó por primera vez y es que no cabe duda que este era un trabajo especial, con la carga emocional que implica para un comunista convencido visitar ese país, esa ciudad «donde viajas a placer por los cuerpos, esas vasijas humanas en las que se incuba la historia y la utopía, el fracaso y la esperanza, la geografía y los deseos, todo a la vez y de forma explosiva con alguien siempre vigilando».
Retratos captados por la retina siempre inquieta de un artista que nos traslada al país donde cada uno ve lo que quiere o lo que está dispuesto a ver. El villafranquino Robés no quiso tomar partido y desde esa asepsia elegida surgió un trabajo lleno de optimismo, cultura, magia, dignidad y esperanza.
En este último trabajo «no hay momento sorpresa o decisivo» como decía Cartier Bresson, hay comunicación porque La Habana no se merece una visita en todo incluido, el Malecón ya no es el sofá de La Habana, con este trabajo Robés lo transforma en el sofá del mundo en el que sus moradores se acomodan para ver llegar cada tarde la vida.
Desaparece con este trabajo la época analógica del mismo modo que en unos años, los menos, La Habana habrá desaparecido.
Fidel es, pese a quien pese, La Habana y La Habana no será la misma cuando él no esté.
Su gente evolucionará cuando se sienta huérfano de padre y madre, cuando la revolución deje solos a aquellos que la hicieron posible, cuando se acabe el sueño o cuando despierte la pesadilla habrá siempre y todavía, gente sonriendo con el humo de un cigarro habano enrojeciendo sus pupilas u oscureciendo una piel que nunca fue más transparente…
Suena una rueda cubana, la ciudad, más bella que nunca, despierta y posa para mostrar aquello que la mantiene viva, para dejarse retratar por si algún día alguien pregunta sin cuestionar. Porque en Cuba, aunque lo parezca… la vida no se esfuma.
Por otra parte, el próximo sábado día 17 de febrero Robés presenta en la sala Provincia del Instituto Leonés de Cultura de León, 'La Tumba de Keats', el último trabajo editado de este fotógrafo que ha servido para ilustrar el poema de su amigo paisano Juan Carlos Mestre quien también estará presente en la inauguración de la exposición que permanecerá en la capital de la provincia hasta finales del mes de marzo. La muestra ya ha estado en Roma.

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